Con la entrada en vigencia del Reglamento General de Protección de Datos, todas las empresas han tenido que revisar el tratamiento que dan a la información personal que poseen. Y como era de esperarse, las herramientas Big Data no escapan a su ámbito de aplicación. Por el contrario, el auge de esta tecnología ha sido una importante motivación para el impulso de dicha normativa.

 

Son muchos los aspectos que deberán tenerse en cuenta a la hora de extraer y procesar datos personales de los usuarios. De modo que, en el ámbito empresarial, el primer efecto de la vigencia de tales normas es la necesidad de adaptar sus plataformas a las exigencias legales.

 

Por otra parte, uno de los elementos más relevantes de la legislación es la obligatoriedad de proporcionalidad de los datos obtenidos. Por tanto, estos no pueden exceder de los requeridos para lograr la finalidad propuesta. Igualmente, implica que esta deberá desecharse en cuanto cumpla su objetivo.

 

Ello pudiera parecer incompatible con el concepto Big Data, ya que esta herramienta se basa en el análisis de cantidades masivas de información. No obstante, mediante tales requisitos se persigue un tratamiento más eficaz y responsable de la misma.

 

Asimismo, en cuanto a la finalidad del tratamiento de los datos, es preciso tener presente que esta se encuentra sometida al consentimiento del usuario, y en virtud de ello se determinarán los límites del análisis y uso de la información procesada.

 

Una normativa que no solo impone cargas

 

Ahora bien, ¿dicha regulación se traduce en límites que impiden el desarrollo de las estrategias de marketing? A primera vista parece que sí, pero no todo el panorama es gris. Más allá de los controles, la legislación también trae consigo nuevas oportunidades.

 

Y es que, como consecuencia de la legislación en materia de protección de datos, se incrementará la confianza de los clientes en las empresas. Este elemento siempre ha constituido un reto para los negocios y ahora se verá favorecido por la aplicación de las restricciones legales.

 

 

Una mayor confianza de los usuarios en las empresas amplía el alcance de las estrategias de marketing que se les dirigen. De igual forma, es un factor que contribuye con la posterior fidelización de estos. Así que la protección a los usuarios a través de la ley no es un tema que deba abordarse únicamente desde las cargas que su aseguramiento representa.

 

Claro está que la posibilidad de aprovechar los beneficios derivados de la aplicación de este marco normativo requiere del recurso humano y la plataforma adecuados, así como del asesoramiento oportuno. Por tanto, conviene asegurarse de que se dispone de tales elementos antes de incurrir en acciones que den lugar a las severas sanciones impuestas por la ley.